Desde que empecé mi camino en psicología, he tenido claro que quería entender a las personas en su complejidad emocional, más allá de los síntomas. Estudié el grado en Psicología con mención clínica y, con el tiempo, fui ampliando mi formación hasta convertirme en psicólogo general sanitario.
A lo largo de estos años, he ido encontrando en la terapia humanista experiencial y en la Terapia Focalizada en la Emoción un lugar terapéutico donde me siento coherente, tanto en lo personal como en lo profesional. Me he formado en profundidad en este enfoque, realizando un máster experto y completando mis prácticas en una clínica en la que trabajábamos coterapia con supervisión directa a través de videocámara. Esta experiencia fue clave para asentar mi estilo como terapeuta y aprender la parte más técnica de este modelo.
Además, he seguido profundizando en el abordaje del trauma con formaciones centradas en la teoría polivagal y las terapias corporales basadas en la ciencia. Me interesa especialmente cómo integrar lo corporal, lo emocional y lo relacional en el proceso terapéutico.
En mi recorrido profesional, he trabajado con personas adultas y jóvenes en distintos espacios terapéuticos: desde consultas centradas en un enfoque humanista integrador hasta clínicas que me han permitido incluir también una mirada sistémica a mi práctica. Todo este cruce de modelos ha enriquecido mi estilo de dar terapia y me ha enseñado a adaptarme a las necesidades de cada persona.
Mi interés sigue creciendo, y ahora exploro especialmente cómo los vínculos, el cuerpo y la experiencia emocional se entrelazan en los procesos de cambio.