En la vida humana es inevitable la complejidad de una crisis, es un tejido entre la estabilidad, el cambio, la calma y la turbulencia. Durante la vida, el ser humano pasa por diferentes situaciones y muchas de ellas significan crisis.
Los eventos estresantes son crecimiento, afrontamiento y ponen en marcha diferentes recursos y mecanismos de afrontamiento.
Ante estas situaciones las personas se desbordan y sus mecanismos de afrontamiento y recursos se ven forzados a cambiar y modificarse para adaptare a la crisis y hacen que el afrontamiento sea una experiencia distinta y enriquecedora. Las crisis vitales se manifiestan de múltiples formas: una enfermedad grave, la pérdida de un ser querido, un desastre natural, la pérdida de empleo, o un conflicto social o personal profundo. Lo que define a una situación como «crítica» no es solo el evento en sí, sino la percepción de la amenaza y la incapacidad inicial para manejarla, lo que provoca un estado temporal de desorganización y desequilibrio psicológico.
Así que el afrontamiento psicológico o coping emerge como una respuesta esencial. Está se define como el conjunto de esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas, externas y/o internas, que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo. El estudio de estas estrategias es crucial, ya que de su efectividad depende no solo la superación del evento crítico, sino también la posibilidad de un crecimiento postraumático.
I.Modelos teóricos del afrontamiento: surgen de la lucha de adaptación tradicional, las estrategias se clasifican según el foco que le pone el individuo:
1.Afrontamiento centrado en el problema:
en este modelo se busca modificar y gestionar la fuente de la situación estresante. Se considera un estilo activo y directo que implica desde una buena planificación, el buscar información y la toma de acciones concretas. Si se ha perdido el empleo, lo que se haría en este modelo es actualizar el currículum, buscar ofertas y capacitarse en nuevas áreas. Este tipo de afrontamiento tiende a ser más efectivo cuando la persona percibe que la situación es controlable.
2. Afrontamiento centrado en la emoción:
Es cuando la situación crítica crea dolor incontrolable como la muerte de un ser querido o el diagnóstico de una enfermedad terminal, el enfoque se dirige a regular la respuesta emocional ante el estrés. El objetivo no es cambiar el evento, sino modular los sentimientos asociados. Esto incluye estrategias como la reevaluación positiva (encontrar un significado o aprendizaje), la aceptación, la búsqueda de apoyo emocional, o incluso el distanciamiento.
3. Afrontamiento inadecuado o evitativo:
En este tipo de afrontamiento es indispensable diferenciar las estrategias constructivas de las disfuncionales. El afrontamiento evitativo, como la negación persistente, el consumo de sustancias o la auto focalización negativa (rumiación), a menudo genera un alivio momentáneo, pero se asocia con peores resultados a largo plazo, aumentando el riesgo de trastornos de ansiedad y depresión. La investigación ha demostrado que estrategias como la solución de problemas y la reevaluación positiva se relacionan positivamente con el bienestar psicológico y la resiliencia, mientras que la evitación emocional y la reacción agresiva se asocian a un mayor nivel de estrés percibido.
II. Componentes claves para un buen afrontamiento: Un afrontamiento exitoso ante la adversidad no es un evento único, sino un proceso dinámico que integra varios pilares psicológicos:
A. Resiliencia:
Es la capacidad de rebotar, quizás el concepto más íntimamente ligado al afrontamiento en situaciones críticas. No se trata de la invulnerabilidad, sino de la capacidad para mantener o recuperar la salud mental después de la exposición a la adversidad. La investigación indica que la resiliencia está asociada con:
- Afrontamiento Activo: Tomar medidas directas para abordar el problema.
- Reevaluación Positiva: Encontrar el lado positivo o el significado en la experiencia.
- Aceptación: Reconocer la realidad de la situación sin caer en la resignación pasiva.
- Búsqueda de Apoyo Social: Mantener redes de apoyo fuertes con familiares y amigos.
B. Apoyo Social:
El ser humano es un ser social, y el apoyo de los demás actúa como un poderoso amortiguador del estrés. La búsqueda de apoyo social implica compartir sentimientos, pedir ayuda práctica o simplemente sentirse escuchado y acompañado. En el contexto de una crisis, la solidaridad y la comunicación abierta facilitan la normalización de las emociones y la movilización de recursos. Pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino un acto de humanidad y una estrategia de afrontamiento activa.
C. Intervención en Crisis y los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP):
En el momento agudo de la crisis, la intervención psicológica se enfoca en restablecer el equilibrio y la seguridad. Los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) buscan auxiliar a la persona inmediatamente para que pueda afrontar la crisis, restablecer el control sobre sus sentimientos y reconectar con la realidad. Esto implica:
- Establecer contacto y seguridad: Mostrar empatía y reducir el riesgo.
- Estabilización: Calmar a la persona si está excesivamente angustiada o desorientada.
- Recolección de información: Entender las necesidades y preocupaciones inmediatas.
- Asistencia práctica: Ayudar a tomar medidas concretas para satisfacer necesidades básicas.
- Conexión con apoyo: Poner a la persona en contacto con sus redes sociales y fuentes de ayuda.
III. Superación, Crecimiento Postraumático:
Una de las perspectivas más enriquecedoras de la psicología positiva es el estudio del Crecimiento Postraumático (CPT). Contrario a la visión de que una crisis solo conduce a un Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), muchas personas experimentan cambios positivos significativos como resultado de su lucha contra la adversidad.
El CPT se manifiesta en áreas como:
- Mejora en las Relaciones Interpersonales: La crisis puede hacer que la persona valore más a sus seres queridos y establezca vínculos más auténticos.
- Cambio en la Percepción de la Vida: Mayor aprecio por la vida, redefinición de prioridades y una perspectiva más madura.
- Fortaleza Personal Percibida: Sentirse más fuerte y capaz de afrontar futuras adversidades.
- Cambios Espirituales o Existenciales: Profundización en creencias, reencuentro con la fe o mayor conciencia de la propia espiritualidad.
Este crecimiento no implica que el dolor desaparezca, sino que la experiencia crítica se integra en la narrativa de vida de una manera que resulta en un desarrollo positivo. La clave para facilitar el CPT reside a menudo en el significado que la persona logra atribuir a su sufrimiento.
Por todo esto podemos concluir que el afrontamiento es un proceso de desarrollo que ante situaciones críticas es un testimonio de la adaptabilidad humana. No es una fórmula rígida, sino un proceso dinámico de ajuste, reevaluación y movilización de recursos. Las crisis, aunque dolorosas y desestabilizadoras, son también transiciones ecológicas que ofrecen una oportunidad forzosa para el desarrollo.
Aprender a discernir cuándo enfocar la energía en la solución del problema y cuándo en la regulación de la emoción, cultivar la resiliencia mediante la aceptación y la reevaluación positiva, y apoyarse activamente en la red social son las herramientas esenciales. El objetivo final no es simplemente «volver a la normalidad», sino emerger de la crisis con una mayor sabiduría, una apreciación más profunda de la vida y una fortaleza interna renovada, convirtiendo la adversidad en un catalizador para el crecimiento personal.
Lic Paola Porrúa Ocejo
Equidae Psicología
Psicóloga Clínica Sanitaria
M- 21274