¿Dónde mueren los sueños? En un lugar llamado miedo.

Hace tiempo escuché que el miedo es como las familias, todo el mundo tiene uno. Pueden venir de la infancia, otros se van creando con los años, otros provienen de experiencias traumáticas o dolorosas, pero lo curioso es que la mayoría de los miedos son irracionales y no solo eso, si no que además son limitantes.

A lo largo de nuestra vida aprendemos que existen algunas emociones positivas y otras negativas, ¿a que nos referimos con negativas? Realmente si lo pensamos esas emociones que llamamos negativas son tan funcionales y tan necesarias como las positivas, pero las denominamos como negativas porque lo que sentimos no lo podemos categorizar como agradable.

Sin embargo, estas emociones han ido surgiendo como respuesta a situaciones de supervivencia o como parte de un proceso de adaptación, por ejemplo, el miedo nos avisa de que puede haber algún peligro fuera, la tristeza es una respuesta adaptativa ante una pérdida y el enfado aparece cuando nos vemos atacados. Entonces ¿Por qué las denominamos como negativas?

El miedo, es una advertencia sobre: una situación de riesgo o una situación en la que pueda estar en peligro nuestra integridad, por ejemplo, si vas andando solo por la calle y te encuentras una persona con un cuchillo en la mano, puede ser que no te vaya hacer nada, pero lo normal es que se enciendan las alarmas y huyas de esa situación. Este miedo lo podemos considerar un miedo racional, es decir, un miedo real, el problema es cuando aparecen los miedos irracionales (producto de nuestra imaginación), estos son infundados por nosotros, nuestros padres, personas cercanas de referencia, experiencias, etc.

Muchos miedos suelen aparecer cuando se nos presentan situaciones que sabemos que nos van a producir dolor, pena, incomodidad… y que además no sabemos que es lo que va a pasar, como se va a desarrollar la historia, ante estas situaciones nuestra forma de responder es evitándolas, huyendo, no afrontándolas, pero con este tipo de respuestas lo que hacemos es categorizar el miedo como insuperable y NO nos enfrentarnos a la situación. Pero por difícil que sea, debemos intentar superar esos miedos, por lo único que hacen es limitarnos en algunas áreas de nuestra vida y nos cierran oportunidades, que de no ser por el miedo no rechazaríamos, como puede ser un cambio de trabajo, de casa o de ciudad o cualquier situación dónde no sepamos con total certidumbre lo que va a ocurrir.

El miedo es una emoción difícil de controlar, sobretodo cuando no existe conciencia de ella, por tanto, el primer paso para poder superarlo es la aceptación de que existe, una vez que lo reconocemos debemos descubrir de que manera nos influye en nuestra persona y en nuestra vida. Es importante definir bien nuestro miedo, cuando aparece solemos tener sensación de catástrofe, por ejemplo, una persona que no está enamorada de su pareja, no deja la relación por miedo a estar solo, a no volver a encontrar a nadie, a lo que puedan decir los demás, a hacerle daño al otro, miedo a que no sea la decisión correcta, etc. Esta persona tiene una alta probabilidad de quedarse con su pareja toda la vida sin estar enamorada.

Por ello a pesar de la repercusión que pueda tener nuestra decisión debemos tener claro cuál es nuestro objetivo final y luchar por el. También es bueno valorar todos los recursos con los que contamos y que hemos podido utilizar en otras ocasiones en las que hemos tenido que superar algo y lo hemos logrado con éxito.

Desde este post os animamos a que hagáis frente a vuestros miedos y os enfrentéis a esas situaciones que nos puedan bloquear nuestra vida. Por último, también quiero hacer un pequeño apunte, en ocasiones los miedos nos pueden llevar a tal punto de bloqueo que nos genere estados ansiosos difíciles de controlar, en estas situaciones mi recomendación es que se visite a un profesional que nos ayude a trabajar ese estado.

En otro post más adelante hablaremos también sobre los miedos infantiles.

Nelson Mandela una vez dijo “El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino el aquel que conquista el miedo”.

Ana Martínez

Psicóloga colegiada M-32684

Responsable de Programas y Talleres de Equidae

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