La teoría de la cognición corpórea o cómo nuestro cerebro aprende a través del cuerpo.
¿Hemos superado el dualismo entendido como la división entre mente y cuerpo o está más vigente que nunca?

El dualismo original de Descartes concebía el cuerpo y el “alma” (mente) en interacción pero como dos sustancias diferentes. El res cogitans era el sustrato del pensamiento y la vía regia para acceder al conocimiento verdadero, mientras que el cuerpo (res extensa), al ser una sustancia que ocupaba un tiempo y un lugar en el espacio, correspondía a un orden totalmente diferente que participaba de las propiedades extensionales de la materia.

Para las teorías cognitivas clásicas, esta herencia dualista fue su fundamento, aunque se enmarcaron en una separación de tipo funcional entre la mente y el cuerpo, análogas a la división software/hardware, el cerebro devino el equivalente físico de la mente, y todo lo demás (el cuerpo), quedó como relegado a una especie de parachoques o soporte físico que el cerebro usa para desplazarnos por el ambiente en busca de nuevas fuentes de glucosa para poder seguir procesando información. De esta manera, en una versión más intensa, hay quienes entendieron que con simular la cognición en una computadora e introducir la información sobre el mundo se obtendría algo similar a lo que acontece en la mente humana: el denominado computacionalismo. Para el modelo cognitivo computacional clásico, la mente humana es entendida como un sistema que realiza operaciones de cómputo inconscientes sobre representaciones que mediatizan todo contacto con el mundo.

No obstante, en las últimas décadas, surgió un movimiento dentro de las ciencias cognitivas que ha desafiado esa suposición: el embodied cognition o la mente encarnada. A menudo en español podemos encontrarlo como estudios de la mente corporeizada, corporizada, embodiment, mente encarnada o cognición corpórea. A pesar de que estos términos se utilicen indistintamente para remitirnos a ideas que no son con exactitud lo mismo, pero sí comparten una visión común.

A diferencia de la tradición clásica de la cognición, que se ha inspirado en un modelo computacional, que cada vez procura semejarse más al funcionamiento cerebral, los partidarios del enfoque de la mente encarnada critican que se ha estado ignorando un punto importante: asumen que la estructura y la operación de la cognición humana está profundamente ligada con la vivencia subjetiva que ese ser humano experimenta con su cuerpo en un ambiente específico.

Siendo la cognición un proceso relacionado en aquel momento única y directamente con la lógica, se deducía que fuera de ella no había posibilidad de hablar de procesos psicológicos, sin embargo, el interés por descubrir los mecanismos de la mente que hacían posible dichas funciones fue lo que permitió que surgieran nuevas propuestas que gradualmente le dieron importancia al cuerpo humano (descentralización de la unidad de análisis). Por ejemplo, Piaget destacó que es precisamente la interacción a través del cuerpo y sus sentidos lo que permite al recién nacido asimilar el mundo, haciendo de la acción la piedra basal del procesamiento cognitivo.

Distintas raíces filosóficas inspiraron las perspectivas que seleccionamos como analizadores: el enfoque materialista dialéctico en la perspectiva histórico-cultural, el dualismo funcional heredero del racionalismo presente en la perspectiva cognitiva clásica…pero para la corriente de la cognición corpórea, que si bien nace dentro del cognitivismo, aunque como contra respuesta al modelo del procesamiento de la información (computacionalismo) o al conexionismo, las raíces filosóficas tenemos que buscarlas en los orígenes del pensamiento fenomenológico (Fenomenología en Filosofía).

La fenomenología es una tradición iniciada con Edmund Husserl a comienzos del siglo XX y continuada por una variedad de filósofos como Martin Heidegger y Maurice Merleau-Ponty. Según Brentano, el maestro de Husserl, todos los estados mentales (percepción, memoria, etc.) son de algo o acerca de algo. Tienen, por fuerza, referencia hacia un contenido, están direccionados hacia un objeto. Es decir, nuestros procesos cognitivos no se desarrollan en el vacío: cuando pensamos, pensamos en algo; cuando recordamos, recordamos algo; cuando nos emocionamos, también es por algo…Así, las funciones mentales se dirigen a algo distinto de sí mismas, y no podríamos estudiarlas como procesos aislados de los contenidos del mundo al que pertenecen. A esta propiedad Brentano la denominó intencionalidad y la destacó como la característica principal de lo psíquico. Esto inaugura todo un capítulo para la cognición: descubrimos el sentido y la esencia de las cosas en el aquí y ahora de las experiencias que tenemos con ellas. Nuestra cognición parece estar volcada al mundo, y nosotros tenemos consciencia de dicho encuentro.

De la mano de Husserl, lo primero y lo más conocido que descubre la Fenomenología es que las cosas se nos presentan a la consciencia como resultado de una relación directa que mantenemos con ellas: las cosas se nos aparecen ellas mismas, sin que tengamos que suponer (como decía Kant) que ocultan una realidad tras esa apariencia. La forma en que las cosas aparecen es parte del ser de las cosas, las cosas aparecen como lo que son, no sólo existen, sino que se manifiestan ellas mismas como lo que son ante nosotros. Así, una psicología fenomenológica no debería construir sus objetos en base a procesos orgánicos o a modelos abstractos, sino en base a vivencias/experiencias.

En el corazón de la fenomenología se halla el convencimiento de que en la experiencia pueden encontrarse verdades necesarias, o dicho de otro modo, que en la consciencia de nuestro vivir podemos descubrir esencias y sentidos de las cosas. Para ello hay que modificar nuestra actitud intelectual e incluso vital. En principio, el primer paso supone superar el esquema que supone una realidad como exterior y el mundo de la consciencia como interior, hay que romper con la dicotomía dentro-fuera, sujeto-objeto. Para la fenomenología, consciencia y mundo se dan a la vez, y se opone al idealismo clásico que consideraba la consciencia por encima del mundo y también al empirismo, que entendía la consciencia como una copia de lo previamente experimentado.

Merleau-Ponty (psicólogo y filósofo) continuó los trabajos de sus antecesores, convencido también de que la intencionalidad consiste en la relación radical entre el sujeto y el mundo: le parece que ambos polos de la relación están tan entretejidos que no pueden ni siquiera conceptualizarse por separado. Es así que se anima a plantear que el punto en común en donde se encuentra el ser humano, el mundo y la consciencia es el cuerpo propio: el cuerpo viviente es el punto de contacto entre la objetividad y la subjetividad. Establece una distinción entre el cuerpo objetivo, que es una entidad fisiológica, y el cuerpo fenomenológico, que no es cualquier cuerpo, sino mi propio cuerpo, tal como yo lo siento o, en otras palabras, mi experiencia del cuerpo. Por eso para este autor es importante el papel de la percepción en la comprensión del mundo así como su participación con el mundo.

El cuerpo fenomenológico es el punto de partida para la cognición humana.

Notemos así que nuestra cognición se dirige hacia el mundo tal como lo experimentamos, por ejemplo, percibimos el mundo como tridimensional, macroscópico, cromático…no lo percibimos como constituido por partículas subatómicas (porque nuestra percepción tiene también los límites corporales de nuestro organismo). Nuestra cognición se dirige a un mundo experiencial, hacia un mundo vivido (sentir situado).

Las áreas de incursión de la teoría de la cognición corpórea son: psicología básica, psicología del desarrollo, robótica e inteligencia artificial, lingüística y filosofía de la mente. Dentro de esta corriente amplia se abren distintas líneas teóricas que la componen sin necesidad de acordar todas ellas en sus conceptualizaciones.

Algunas son: cognición extendida, teoría de los sistemas dinámicos, cognición situada y enactivismo. Algunas de ellas son más radicales que otras y presentan hipótesis fuertes, que desestiman cualquier modelo representacional para estudiar la cognición. Otras son más flexibles, y teorizan con constructos representacionales, aunque de naturaleza diversa del paradigma clásico. Para los autores, todos los conceptos y constructos incluso del lenguaje se construyen apoyados en una sensación corporal. Así, la estructura conceptual proviene de nuestra experiencia corporal (pensamiento corporeizado).

Tendemos a concebir nuestros movimientos y pensamientos como causantes de que el cuerpo realice determinadas acciones (si algo nos parece gracioso, nos reímos. Si estamos de acuerdo, asentimos con la cabeza), pero numerosos estudios demuestran que esas relaciones se pueden invertir si en primer lugar replicamos artificialmente la manifestación física (cambiar el pensamiento a través del cuerpo: experimento del lápiz entre los dientes).

El enfoque de la cognición corpórea sostiene el argumento de que los sistemas sensitivo y motor influyen directamente en nuestra cognición. Para este enfoque, nuestro comportamiento emerge de la interacción en tiempo real del sistema nervioso de un cuerpo con capacidades de acción particulares y un ambiente que ofrece oportunidades para la interacción.

En resumen: dentro de las ciencias cognitivas, el paradigma representacional de la mente simbólico computacional no es el único para estudiar la mente, el enfoque de la mente encarnada o embodied cognition hará hincapié en un modelo de mente fenomenológica (lo que siento com mi propio cuerpo) donde la cognición dependerá de las vivencias que experimentamos en el ambiente. Gracias a contar con un cuerpo dotado de un sistema sensitivo y motor particular.

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