¿Son los celos una emoción o un sentimiento normal?
Los #celos no son ni buenos ni malos, son una emoción. No hay emociones buenas o malas.

Estaríamos hablando de emociones positivas y emociones defensivas.

Los celos constituyen un sentimiento de malestar causado por la certeza, la sospecha o el temor de que la persona querida, a quien se desea en exclusiva, prefiera o vuelque su afecto en una tercera persona.

El significado real del término celo: cuidado, interés y esmero que alguien pone en cumplir una tarea o en cuidar a la persona a la que se quiere.

Los celos se experimentan ante el temor de sufrir una pérdida de una persona a favor de otra. Por ello, la conducta celosa se da en la pareja, pero también en otras formas de amor, como la de los padres con los hijos, en la amistad (especialmente en la adolescencia, que es la época de los amigos íntimos), entre hermanos e incluso en la relación de un profesor con sus alumnos.

La mayor parte de las personas han experimentado celos en un momento u otro de su vida. Sin embargo, esto no significa que se trate de personas celosas. Simplemente, en alguna ocasión determinada, han percibido que una persona por la que experimentaban un especial cariño (la pareja, un amigo, un compañero de trabajo, un jefe, un hermanit@ nuevo, etcétera) se está distanciando en favor a otra persona. Como consecuencia, han sentido que estaban a punto de perderla. Es precisamente en este tipo de situaciones cuando surgen los celos.

En este #post nos vamos a centrar en los celos en la pareja.

Existen determinados factores de personalidad o ciertas circunstancias biográficas que influyen en la mayor o menor probabilidad de experimentar sentimientos de celos.

En los celosos tienden a predominar ciertas características personales:

    • La #inseguridad en uno mismo y la dependencia emocional. Las personas inseguras tienen una mayor necesidad de estimación y, habitualmente, son muy dependientes de la pareja. Se caracterizan por la rigidez de pensamiento, la carencia del sentido del humor y la intolerancia ante la ambigüedad. Por el contrario cuando una persona tiene confianza en sí misma, no se muestra tan dependiente de la pareja y no desconfía de ella ni está preocupada por una posible infidelidad.
    • La #desconfianza hacia los demás. Este aspecto está muy relacionado con el anterior. Las personas desconfiadas son habitualmente más inseguras en todos los aspectos de la vida, incluida la relación de pareja. La desconfianza en el otro miembro de la pareja impide el adecuado funcionamiento de la vida afectiva y facilita la presencia de los celos.
    • La baja #autoestima. Las personas con estas características tienen unos sentimientos de inferioridad más o menos manifiestos y suelen pensar que los demás valen más que ellos. El celoso es, a menudo, una persona hipersensible y vulnerable, con una autoestima precaria y con una imagen de sí mismo dañada y vacilante. Por ello, les viene a la cabeza con frecuencia la idea de que cualquier rival tiene más méritos para seducir a su pareja.
    • La #introversión y la carencia de recursos sociales. Las personas introvertidas, que están poco volcadas al exterior y que cuentan con pocos recursos sociales, suelen ser sujetos solitarios. Por ellos se relacionan con poca gente con excepción de su pareja, con quien suelen establecer una dependencia excesiva.

En definitiva las personalidades se caracterizan por la inseguridad, la dependencia emocional, la introversión, la desconfianza y la baja autoestima, así como por una preocupación enfermiza por la fidelidad de la pareja porque les aterra perder a la persona querida y sentirse postergadas por un rival. En estos casos los celos pueden estar más o menos latentes y activarse en forma de arrebatos en diversos momentos de la relación. En cierto modo, se trata de celos preventivos, es decir, que implican conductas de control sobre la pareja para aislarla y evitar que ésta pueda sucumbir a las #tentaciones o tener oportunidades para volcarse en otras personas.

En otras ocasiones, más que factores de personalidad, son experiencias diversas las que provocan un aumento de la vulnerabilidad psicológica a los celos. En concreto, las personas que han sufrido un trauma grave o una humillación en su vida sentimental, sobre todo cuando se ha idealizado demasiado a la pareja, están más predispuestos, a presentar unos celos descontrolados. De este modo, haber experimentado situaciones de infidelidad real en relaciones afectivas previas constituye un factor de riesgo. En estos casos se trata de celos reactivos, es decir, que surgen a modo de rabieta emocional ante la pérdida de afecto que se experimenta después de una infidelidad.

¿Qué podemos hacer cuando empezamos a sentir celos de nuestra pareja?

Para empezar observa en que situaciones aparecen esos celos e intenta averiguar porqué los sientes exactamente.

Las dos primeras preguntas que te tienes que hacer son: ¿A qué tengo miedo? ¿Ante que peligro me estoy intentando defender con mi ira?

Piensa que tampoco es justo para la otra persona que intentes controlar su vida para calmar tus inseguridades.

No es sano regular los celos desde el control a la pareja. Lo mejor que puedes hacer es recordar que sois un equipo también en esto. No hay nada de malo en exponer lo que sentimos y en demandar empatía; una relación consiste en eso. Comunicación afectiva.

Y sobre todo no olvides, que lo bonito es, que nuestro compañero/a de vida, nos elija libremente cada día para acompañarnos en este viaje. Si se queda por obligación, pena o miedo, ya no sería una relación bonita, sana y equilibrada, lo bonito es que cada día nos sigamos eligiendo el uno al otro, y si llega el día que no es así, lo mejor es despedirse por el camino compartido y que cada uno marche donde considere que necesita ir.

Querernos libres y elegirnos para compartirnos desde esa misma libertad.

Patricia González Gallego

Psicóloga y psicodramatista

Nª de Colegiada: M-23519

Equidae Psicología

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