4 de Febrero, Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer.

Hoy, un año más, celebramos el día mundial contra el cáncer y como psico-oncóloga no podía dejar pasar la oportunidad de escribir unas líneas al respecto.

Hoy mis palabras van dirigidas muy especialmente a los supervivientes.

Aunque aún queda un largo camino por delante en la batalla contra el cáncer, la realidad es que debido al aumento de las posibilidades terapéuticas en el área de la oncología por avances en investigación en cuanto a tratamientos innovadores, cribado, diagnóstico precoz y programas de prevención y cuidado de la salud, cada vez es mayor el número de supervivientes de cáncer de distintos tipos y esa es sin duda una maravillosa noticia.

Sin embargo, ser un superviviente de cáncer no es tarea fácil, vale, sí, estás vivo pero… te siguen considerando paciente porque seguramente sigues yendo a revisiones pero como ya no estás en tratamiento activo (porque estás “curado”) tu gente, tu familia puede que ya no considere tan oportuno estar tan pendiente de ti. Amigos, es una realidad, la gente vuelve a sus quehaceres una vez pasada la tormenta.

Por la misma razón, la sociedad espera que te reincorpores “a lo de antes”, al trabajo, a las responsabilidades familiares y domésticas y añádele que tienes que volver a subirte al carro pero con, tal vez, ciertas limitaciones que antes no tenías causadas por la enfermedad y los tratamientos, secuelas físicas y psicológicas que pueden aparecer en mayor o menor medida y con mayor o menor intensidad pero la realidad es que están allí.

Podemos considerar que se encuentran en una especie de limbo entre el mundo de los sanos y los enfermos y muchos (no todos, por supuesto), necesitan apoyo para recolocar ciertos aspectos personales y sociales.

Tras esta pequeña reflexión me dirijo a vosotros, supervivientes, para que sepáis que es completamente normal encontrarse psicológica y emocionalmente afectado tras haber pasado por un cáncer.

Muchos cuando llegáis a mi consulta la primera duda es: “¿cómo es posible que si estoy curado, estoy vivo, lo he conseguido, ahora cuando ya todo ha pasado, me sienta tan mal?” Y puede ocurrir, incluso puede que durante el tratamiento estuvierais mejor anímicamente que ahora. Y tiene una explicación, el cuerpo es sabio y como tal, sabe priorizar y lo hace muchas veces sin permiso de la mente, se pone a resolver sin preguntar porque tiene claro cuál es su trabajo: sobrevivir.

Se ponen, por tanto, en marcha un sinfín de mecanismos para luchar contra las células cancerígenas, así que durante el tratamiento estamos tan focalizados en eso, en pelear, en sobrevivir físicamente que a veces la parte emocional implícita que supone un diagnóstico de cáncer, la dejamos como asignatura pendiente para septiembre, ah no, para junio que ahora ya no existen las recuperaciones de septiembre.

Ahora estamos en junio y toca ponerse a estudiar, la parte física está aprobada y ahora toca entender, identificar, gestionar y colocar todo el batiburrillo de emociones que tenemos y hemos tenido desde el día en que el oncólogo nos dice: y volvernos a subir a la vida, retomar responsabilidades, trabajo, familia, ocio, etc.

Sé que no va a ser tarea fácil pero un consejo, muy sencillo, no tratéis de comeros el pavo de golpe que os sentará mal y acabaréis por cogerle una manía horrible, dejarlo en la cocina y serviros pequeñas porciones, tenéis tiempo, en la nevera no se pone malo.

Al igual que vosotros mismos, tenéis lo más importante que es LA VIDA, ahora es cuestión de hacer una lista de esas cosas pendientes. Una vez finalizada, empezad de una en una y veréis como así, poco a poco, sin atragantarnos, vamos recolocando nuestros pensamientos, emociones y al fin y al cabo, nuestra NUEVA VIDA.

P.D.: Si no sabéis como elaborar esa lista o no os sentís con fuerzas o con los recursos suficientes, es el momento de pedir ayuda, ¡que para eso estamos!

Aquí me despido hasta el próximo post no sin antes mandar un abrazo muy fuerte a todos mis queridos guerreros, los que estáis en las trincheras y los que, por suerte ya no, pero os estáis preparando para la vuelta al mundo.

Para los que nos dejaron y nos veis desde algún lugar (Papá), uno más grande aún porque que el cáncer os haya ganado no significa que os haga menos valientes y luchadores y ese espíritu siempre perdurará en nuestra memoria.

Ana Preysler

Psicóloga colegiada M-23895

Especialista en clínica infanto-juvenil

Psico-oncóloga

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