Llevaba tiempo queriendo escribir sobre este tema y la verdad es que lo iba posponiendo porque es cierto que ya se ha escrito mucho sobre los besos y otras muestras de afecto impuestas a los niños, sin embargo, me sigo encontrando de forma muy frecuente familias que siguen obligando a sus hijos a dar besos a los adultos (“cariño, esta es tu tía abuela Carmen, dale un beso” y el niño piensa, “quien es esa señora que huele a pachuli y me apretuja los mofletes…¡no quiero que se me acerque!”, pero adulto insiste y hay que obedecer…)
¿Qué mensaje le estamos transmitiendo a ese niño?
Aunque suene duro y tal vez a algunos exagerado, le estamos pidiendo que haga con su cuerpo algo que no quiere, no estamos respetando su “no quiero”. Los expertos indican que los niños que son obligados a besar y abrazar en contra de su voluntad pueden ser más vulnerables a sufrir un abuso porque no están acostumbrados a decir NO a un contacto físico no deseado con un adulto.
Irene van der Zande – cofundadora y directora ejecutiva de Kidpower Teenpower Fullpower International (organización sin fines de lucro especializada en enseñar seguridad personal y prevención de la violencia) – dijo en una ocasión: “Cuando forzamos a los niños a someterse al afecto no deseado para evitar ofender a un familiar o lastimar los sentimientos de un amigo, les enseñamos que sus cuerpos en realidad no les pertenecen porque tienen que dejar a un lado sus propios sentimientos sobre lo que se siente bien para ellos”.
Los adultos: besan como norma social; Los niños: besan como acto espontáneo y emotivo.
Vamos a reflexionar juntos, vosotros, adultos, ¿por qué dais dos besos a un desconocido?, porque en la cultura española así es como se saluda, ¿verdad? Y, ¿no os ha pasado en ocasiones (a algunas personas casi siempre) que no os apetece plantar vuestra cara en otra cara que acabáis de conocer hace 5 segundos?, lo hacéis porque toca, porque es una muestra de educación y lo aceptáis como tal, como un acto social desprovisto de intimidad y muchas veces también de afectividad.
Las muestras de afecto en los niños pequeños están cargadas de afectividad, cuando besan o abrazan lo hacen con completa sinceridad, es más adelante cuando aprenden que también se puede besar como formalismo social. Pero mientras tanto y hasta que aprenden esto último es importante no obligarles ni pedirles que lo hagan, hay muchas otras maneras de enseñar a los niños pequeños a saludar cuando nos encontramos a alguien por la calle o vamos a casa de un conocido, por ejemplo, que se acostumbren a decir hola y adiós cuando se vayan de los sitios o incluso nosotros adultos podemos ponerles la mano para que choquen. Son gestos que educan pero no colocan al niño en una posición incómoda.
Psicóloga colegiada M-23895
Especialista en clínica infanto-juvenil