La Psicoterapia Analítica Funcional (FAP) usa el poder analizar las funciones de la conducta verbal en las relaciones interpersonales para promover mejoras clínicas. Su combinación con otros enfoques terapéuticos la convierte en una herramienta versátil y eficaz en el ámbito de la psicoterapia.
Conocida en inglés como Funcional Analytic Psychotherapy (FAP) es un enfoque terapéutico fundamentado en el conductismo radical de B.F. Skinner. Este enfoque le da una importancia crucial tanto a la relación terapéutica como al lenguaje, pero que caracteriza y se distingue de otros enfoques terapéuticos.
La FAP fue desarrollada en la década de los 90 por Rober J. Kohlenberg y Mavis Tsai. La idea surgió tras observar que algunos pacientes experimentaban mejoras significativas más allá de los objetivos iniciales de la terapia cognitivo-conductual. Estas mejoras se relacionaron con el desarrollo de habilidades con respecto a las relaciones sociales, lo que llevó a Kohlenberg y Tsai a investigar el papel fundamental de la relación terapéutica en estos procesos. Se pone el énfasis en aprovechar las oportunidades de aprendizaje que surgen en el contexto de la relación terapéutica durante las sesiones. La idea central es que esta relación permite establecer contingencias de reforzamiento naturales y curativas que facilitan mejoras clínicas significativas
La FAP forma parte de las llamadas “psicoterapias contextuales de tercera generación”.
Aunque FAP tiene una base conductista, tiene ciertos paralelismos con las terapias psicodinámicas, particularmente en relación con el concepto de transferencia. Aunque en FAP la transferencia se entiende como un conjunto de repuestas generalizadas en la relación terapéutica, derivadas de la similitud entre las situaciones clínicas.
La FAP puede tratar una gran variedad de problema y trastornos psicológicos, tales como problemas del estado de ánimo, autoestima, relaciones personales, trastornos de personalidad y trastornos relacionados con trauma. Puede utilizarse tanto con población adulta como con niños y adolescentes, siendo especialmente beneficiosa para trabajar con trastornos de conducta.
Además, la FAP puede complementarse con otros enfoques terapéuticos como la Terapia de Aceptación y Compromiso, lo que aumenta su efectividad en diferentes contextos clínicos.
La FAP es particularmente beneficiosa en casos donde la relación terapéutica juega un papel esencial para el éxito del tratamiento, aunque en todas las terapias la relación terapéutica es esencial; sin embargo, la FAP la considera el contexto mismo donde ocurre el cambio. Esto implica que no solo promueve el cambio, sino que es el medio por el cual se produce.
Además, le otorga gran importancia al lenguaje, considerando la comunicación verbal como una herramienta poderosa para generar cambios significativos en el paciente.
Es importante tener en cuenta que la efectividad de la terapia puede depender de la habilidad del terapeuta para establecer una relación genuina y efectiva con el cliente.
En general, la Psicoterapia Analítico Funcional es un avance significativo para el campo de la psicoterapia conductual contextual. Al enfatizar la relación terapéutica como el principal vehículo para el cambio.